sábado, 28 de diciembre de 2013

Duendecitos otoñales

Hoy os traigo algo muy especial, se trata de mi pequeña familia de duendecitos del otoño, unos muñequitos que he realizado con piñas naturales recogidas hace unas semanas y que desde hace poquito le han dado un toque muy divertido a la decoración navideña de nuestra casa.

Las piñas naturales son muy fáciles de encontrar, de hecho si no tienes oportunidad de recogerlas directamente de los árboles las puedes adquirir en muchos establecimientos, los cuáles aprovechan para venderlas especialmente en épocas navideñas, pues son ideales para colocarlas como centros de mesa o para adornar jarrones o casi cualquier cosa que se os ocurra. ¡¡Mirad la cantidad de ideas que he encontrado!!





          



Ya véis que hay muchísimas posibilidades para decorar con piñas, solo es cuestión de tener un poco de imaginación. Y ya por fin os presento a mi familia de pequeños duendes, aquí los tenéis:


¿Qué os parece? Los he hecho con materiales muy sencillos, además de las piñas he utilizado cuentas de madera, fieltro y lana, ¡¡y este es el resultado!! Son ideales para colocarlos en el árbol de Navidad, en una estantería, sobre la chimenea y en cualquier rincón que se os ocurra. Lo mejor de todo es que cada uno de los duendes es único, pues cada piña tiene una determinada forma y tamaño, y eso los hace aún más especiales. Así que espero seguir aumentando la familia de duendes :) 

Y para terminar os dejo con un relato de duendes muy especial... ¡Hasta la próxima!

Hace muchos miles de años, un poco antes de que la humanidad existiera, se reunieron varios duendes para hacer una travesura
Uno de ellos dijo:
- Pronto serán creados los humanos, serán una perfecta obra divina, deberíamos quitarles algo, pero… ¿qué?
Después de mucho pensar uno dijo:
- ¡Ya sé!, vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser en dónde esconderla para que no la puedan encontrar.
Propuso el primero:
- ¡Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo!.
A lo que inmediatamente repuso otro:
- No, recuerda que tienen fuerza, alguna vez alguien puede subir y encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos sabrán donde está.
Luego propuso otro:
- Entonces ¡vamos a esconderla en el fondo del mar!
Y otro contestó:
- No, recuerda que tienen curiosidad, alguna vez alguien construirá algún aparato para poder bajar y entonces la encontrará.
Uno más intervino y dijo:
- Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra.
Y le dijeron:
- No, recuerda que les han dado inteligencia, y un día alguien va a construir una nave en la que puedan viajar a otros planetas y la van a descubrir, y entonces todos tendrán felicidad.
El último de ellos era un duende que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás duendes.
Analizó cada una de ellas y entonces dijo:
- Creo saber dónde ponerla para que realmente les cueste muchísimo trabajo encontrarla…
Todos voltearon asombrados y preguntaron al unísono:
- ¿Dónde?
El duende respondió:
- La esconderemos dentro de ellos mismos… estarán tan ocupados buscándola fuera, que algunos nunca llegarán a encontrarla…
Todos estuvieron de acuerdo y, desde entonces, ha sido siempre así:
“El hombre se pasa la vida buscando la felicidad, sin saber que la trae consigo”







2 comentarios:

  1. Preciosa entrada!! hermosos adornos y el cuento me encantó!!! cariñossssssss

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    1. ¡¡Gracias Mariela!!! Me hace mucha ilusión que te haya gustado. ¡¡Bienvenida al blog!!

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